Ella se llama Mia. Una camarera que sueña con ser actriz y se pasa el poco tiempo libre que tiene yendo a castings. Es una chica risueña, optimista y sin miedo a perseguir su sueño. Me parecieron fantásticas esas escenas en las que se la puede ver interpretar diversos papeles en busca de esa oportunidad. Ve en el teatro una puerta hacia lo que tanto ansía y termina escribiendo su propia obra. Pero tendrá que pagar un alto precio por conseguir lo que tanto anhela.
Él se llama Sebastian. Un amante del Jazz, se gana la vida tocando en restaurantes y bares de la ciudad. Lo suyo por la música es mucho más que amor, siente pasión por cada nota y sonido. Sueña con tener su propio local donde sin lugar a dudas el Jazz no faltaría. Por desgracia, la cruda realidad es otra.
Tras verle en este papel, pienso que nació para él, quizás ni siquiera lo interprete porque realmente está sublime.
El destino consigue que nuestros protagonistas se conozcan y se enamoren. Y yo me enamoré con ellos, porque es imposible no hacerlo. Consiguen darse el uno al otro esa confianza y fuerza necesaria para conseguir lo que desean. Forman una pareja muy atractiva y ambos saben sacarse partido en la pantalla. Pero en ese camino hacia sus sueños tendrán que superar obstáculos, y no siempre prevalecerá el amor entre ambos frente a sus propias metas profesionales.
No puedo pasar por alto la banda sonora de este film. Al tratarse de un musical está claro que es primordial. Aunque en toda película lo es, en una de este tipo, aún más. Y no tengo palabras para describiros cómo encajan en una armonía perfecta la música, la escenografía y los bailes con la trama. Es toda una obra maestra del cine. Una joya musical con el Jazz por protagonista. Y para muestra un botón:
Y yo que decía que no podía con los musicales, que tanta música me aburría. Y es que debo confesaros algo, tras ver esta peli me doy cuenta de que es el primer musical que he visto. Lo anterior tiene que ser otra cosa. No he podido evitar relacionarla con The Artist. Aunque aparentemente no tienen nada en común, empezando porque la que menciono es muda, sitúo a las dos en una misma escala por encima de todo lo demás. Para mí forman parte del cine clásico actual. Así que ya sabéis, esta hay que verla, no hay excusas.
9/10